Historia

ANECDOTARIO DE LA FUNDACIÓN DE NUESTRA ASOCIACIÓN MEXICANA DE RETINA (AMR). A finales de los años 70s, colegas Oftalmólogos, particularmente interesados en los padecimientos de la retina y vítreo, nos reuníamos en alguna de nuestras casas para platicar y discutir temas de actualidad y casos problemáticos. En esa época, la evolución y desarrollo del conocimiento Oftalmológico estaba creciendo de forma exponencial. Los éxitos en la cirugía de desprendimiento de retina fueron cada vez la regla y no la excepción, debido sin la menor duda a Charles Schepens. Nuevos procedimientos quirúrgicos, instrumentación y recursos farmacológicos inundaban nuestro cerebro. Era tanta la información que ya no éramos capaces, como nuestros antecesores, de dominar todo el ámbito de la Oftalmología. Casi sin querer, nos fuimos orientando, poco a poco, en aquel rincón de nuestra especialidad que mas nos atraía y gustaba.

Debido a ello, comenzaron a formarse grupos de amigos con intereses oftalmológicos comunes. En un principio, pensé en la unión, no oficial, de un conjunto de Oculistas que, en forma de un Club (Tipo Club Jules Gonin, de Suiza), organizáramos juntas periódicas para discutir nuestros éxitos y sinsabores dentro de este pedazo de nuestra especialidad. También estaba yo seriamente preocupado por esas enfermedades que atacaban sin misericordia a nuestros conciudadanos, tales como la diabetes, que ya en aquel tiempo, como ahora, alcanza índices sumamente elevados, con la consecuente ceguera en muchas ocasiones. En esa época, igual que ahora, gran parte de los Médicos Generales y muchos Oftalmólogos desconocían el posible control de la retinopatía diabética mediante el uso de dieta y medicaciones, amén de la fotocoagulación de la retina isquémica con el equipo de fotocoagulación de Gerd Meyer-Schwickerath y mas tarde con los primeros láseres. ¿Podríamos en conjunto tratar de instruir a nuestros colegas en dicho manejo?

Convoqué a un grupo de Oftalmólogos, amigos, con los mismos intereses y formamos el Club de Retina. Nos reuníamos en nuestras casas o en ocasiones en el local de nuestra Sociedad Mexicana de Oftalmología. Recuerdo con cariño a algunos de los colegas originales, algunos de los cuales desgraciadamente ya no están con nosotros. Raúl Santos, Juan Heatley, Alfonso Villaseñor, Juan de Noriega, Francisco Martínez Castro, Héctor Fierro y de la provincia a Jorge Perales. Después varias reuniones, decidimos formalizar nuestro “Club”. Para ello, nos acercamos a nuestra Sociedad, la cual vio con agrado la posibilidad de tener grupos de sub-especialidades. Ya en camino, algunos compañeros decidieron que un ¨Club¨ era poco serio y por tanto se acordó modificar el nombre a Asociación Mexicana de Retina. Hicimos estatutos para esta nueva Sociedad. Acordamos tener reuniones mensuales y una reunión anual que debía de celebrarse fuera de la Ciudad de México. Tuve la distinción, en la primera junta, de ser nombrado Presidente, quizá mas que nada debido a mi interés de formar el “grupo”. Fue asimismo aceptada la idea, que me permití sugerir, de la reunión anual fuera de la Ciudad de México. Perseguía con ello una dualidad. Por un lado, el salir de la Capital, facilitaba la asistencia de Colegas de la Provincia y con ello nuestra Asociación se hacía además Nacional. Por otra parte, me permití sugerir que un día completo fuera dedicado, no a discutir nuestros problemas, sino que solo sirviera para impartir conocimientos ya establecidos y enseñar a nuestros colegas Oftalmólogos generales, sobre todo a aquellos alejados de centros Oftalmológicos las bases y solución de algunos de los problemas de retina, para que ellos a su vez pudiesen proporcionar una mejor atención a sus pacientes. Esto, obviamente ya es caduco, ya que en la actualidad los medios electrónicos de comunicación y la difusión del conocimiento es prácticamente universal.

En esa época, principió también un nuevo desarrollo en nuestra súper-especialidad; la vitrectomía. Por primera, vez los cirujanos de retina nos adentramos en la cavidad vítrea. Pudimos resolver hemorragias, cuerpos extraños, parásitos, pero mas que nada ofrecer algún recurso real para nuestros pacientes diabéticos. Nos equipamos con microscopios y vitrectores, primero diseñados por Nicolás Duvas y Robert Machemer y mejorados para ser realmente útiles por Connor O’Malley. Por nuestra cuenta, en México, diseñamos crudas bombas de infusión de aire con equipos de peceras y una serie de instrumentos creados, muchas veces durante la cirugía misma. El desarrollo de la cirugía vítreo-retiniana fue realmente explosivo. Gases por Edward Norton, líquidos pesados de Stanley Chang, nuevos exoplantes y agujas de Harvey Lincoff, etc.

Mes con mes celebramos nuestras juntas, cada vez mas elaboradas, con trabajos de ingreso, mesas redondas y debates cordiales. Durante la “convivencia”, en la que compartimos algunos bocadillos, casi siempre continuamos hablando de retina y de los problemas con que nos enfrentamos día con día.

La Reunión Anual, por su parte, cada vez creció mas y mas, tanto en la calidad de los trabajos presentados, como en asistencia. Esto permitió la invitación de numerosos Profesores Extranjeros que, además de impartir sus conocimientos, eran gratamente sorprendidos por la altura y calidad de conceptos emitidos por nuestros miembros. En épocas recientes, la asistencia a sobrepasado el medio millar con una docena de invitados.

Actualmente nuestra Asociación Mexicana de Retina continua evolucionando, mejorando siempre en su calidad científica. Somos además financieramente estables. Finalmente, creo que lo mas importante, es que se ha convertido en una verdadera unión fraternal de verdaderos amigos, que no juzgan procedencia científica ni localización, buscando solamente el bienestar y salud de los pacientes que confían en nosotros.

Alejandro Dalma

CDMX. Enero 2018